Que la paz sea con vosotros: El que adora al Padre Eterno, lo hace en espíritu y en verdad, pero el que adora al hijo, adora al hombre en el cual vino el Padre Eterno, y aborrece a los demás, como lo hacen con Misés, Elías, Sansón, y los profetas, los cuales también son el Padre Eterno; pero los que adoran al Padre, aman y respetan al hijo, sin odiar a nadie; esto es adorar en espíritu y en verdad, lo otro es maligno, porque no saben lo que hacen ni lo que dicen; porque dicen que aman al Dios verdadero, pero no saben en que consiste, entonces andan en oscuridad. El que adora y cree en el Padre Eterno, adora y cree en el hijo, porque no hay el hijo, sino solamente el Padre Eterno; Deben entender el misterio de la muerte de Jesúcristo, el por qué después de resucitado no lo reconocieron en el camino
Restaurando la palabra eterna y construyendo un mundo fuera de inmundicias